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Prejuicios de mirar los blogs desde la lejanía

"Aborrezco de la forma y sentido que han adoptado algunos de los llamados blogs, o espacios de comunicación abierta en Internet", comienza un artículo José María Pozuelo Yvancos en ABC que cae en el error de asimilar los blogs con un medio de comunicación social y exigirles las garantías del periodismo olvidando que también son, sobre todo, un medio de comuniciación interpersonal, como la charla.
Por eso el título del artículo, Blog, bla, bla, es adecuado, pero no despectivo, como su autor pretende.

Pozuelo Yvancos reconoce que las bitácoras son "un enorme desafío y también en una excelente oportunidad para la prensa y los medios de comunicación", pero de esa idea parte el acierto y la confusión del artículo.
El autor se revuelve contra "la prevalencia perversa de la opinión sobre el juicio", lo que denota que lee malos blogs, y sobre todo que está contaminado por los comentarios partidarios y soliviantados, cuando no exhibicionistas de la banalidad, que proliferan en algunos espacios tomados, pero esas prevenciones no le permiten ver la espontaneidad del fenómeno.
La mayoría de los blogs no son periodismo ni falta que hace. Son una simple conversación distribuida por la blogosfera y que se reproduce en función de afinidades que se convierten muchas veces en comunidades virtuales y otras son simples charlas a las que acuden algunos contertulios.
La gente habla en los blogs al estímulo del post o de un comentario. Y nada malo hay en una conversación que nos permite no tener que depender del cara a cara.
Yvancos se escandaliza porque algunos blogueros o comentaristas hablan y critican libros que no han leído (como posiblemente le pasará al nuestro). ¿Y?
¿No ocurre lo mismo con los medios, donde en el día a día casi nunca se pasa de la nota de prensa de la editorial y la solapa?
Los juicios de solapa y prejuicio no son exclusivo patrimonio del periodismo.
Desgraciadamente, Yvancos acaba reclamando más legislación contra los blogs: "No creo que pueda sostenerse mucho tiempo la práctica del anonimato que permite a una serie de gentes asomarse a un blog con tal grado de impunidad, agazapados en su pseudónimo. Hay otro fenómeno que convendría legislar: el uso de la firma de otro".
Sobre el anonimato se ha escrito mucho. Dictaduras y censuras aparte, en un régimen democrático como el español todavía sigue siendo necesario. Mucha gente necesita el anonimato para dar a conocer informaciones que de otra manera les podrían acaerrar problemas legales, laborales u otras represalias, incluso personales.
El problema es el de la libertad, cuando la defiendes hay quien la usa mal, pero más vale el exceso que la falta.
Sobre la usurpación de identidad, es un problema real que en la blogosfera se manifiesta fundamentalmente de dos formas: como elemento satírico y con ánimo de engañar. El primero puede ser molesto, pero suele ser bastante reconocible y poco dañino. El segundo es un auténtico problema, pero igual al de las usurpaciones de identidad en los medios o en la vida real.

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